Xavi Pastor y Montse Soler, integrantes del equipo de mediación nocturna en Platja d’Aro (Girona), se muestran orgullosos por haber conseguido compaginar el descanso de los vecinos con las ganas de ocio de los usuarios de los locales de noche
El proyecto de mediación nocturna de Platja d’Aro, que tiene como objetivo intervenir en los problemas que surgen en la noche, comenzó porque “nos lo pidió directamente la policía de Platja d’Aro”, cuenta Xavi Pastor, uno de los mediadores que llevan a cabo la iniciativa. El municipio cuenta con varias problemáticas, como son “el ruido, las molestias, las quejas y los conflictos en general”. Y se decidió mediar para tratar de reducir la conflictividad en la zona. El proyecto, ganador del Premio AMMI 2019 al Proyecto Nacional de Mediación, cuenta con la ayuda de la empresa Portacabot.
El primer año “salió muy bien”, cuenta Xavi Pastor, aunque no sin reconocer que al principio hubo un poco de impresión “al ser pioneros”. “Enseguida pensamos cuáles serían las bases de ese servicio para ponernos a trabajar”, agrega Pastor. Y la aceptación por parte de la gente fue “muy buena”. Tanto es así, dice Xavi Pastor, que “la gente nos dice que nos echa de menos cuando acaba el verano y nos ven por la calle”.
Pastor defiende la mediación nocturna porque es “más fácil”. “La gente está más relajada, es mucho más receptiva y te explica los conflictos que tiene”, explica. En cuanto al mundo nocturno, anima a la gente a que lo descubran porque “el ambiente es más relajado”.
Las dos grandes aportaciones del proyecto de mediación nocturna en Platja d’Aro son “la reducción de las quejas y la capacidad de hacer compatible el descanso de los vecinos con las ganas de fiesta de los usuarios de los locales nocturnos”, afirma Xavi Pastor.
Por su parte, Montse Soler, también mediadora en el proyecto, habla de la reducción de la conflictividad en la zona, que en el primer año fue de “un 50%”, pero que ha aumentado hasta ahora, en el cuarto año, a un “80%”. En otros municipios donde también se ha aplicado el proyecto, como en Castelldefels, “ya el primer año se llegó a la reducción del 100% de las quejas”.