Sesión informativa necesaria antes de la demanda. Pero ¿Cuál?
En la culminación de la semana de la mediación, y en consideración a su proclamado objetivo de difundir este aún tan desconocido sistema de resolución de conflictos, creo que debemos plantear ya qué se debe hacer para alcanzarlo.
No vale lamentarse sin más sobre su escasa difusión y uso. Ése es un problema que ha tenido la mediación en sus inicios en todos los países y que tiene buenas explicaciones. Para las personas involucradas en conflictos y para sus abogados es muy difícil entender desde el desconocimiento qué puede aportar un tercero neutral a su negociación, máxime si tras los intentos bilaterales fallidos se ha caído en el pesimismo. Y la costumbre de acudir entonces a los tribunales, sin plantearse otras alternativas, está muy arraigada.
Se extiende la convicción de que, dada la magnitud de esas barreras, esa exploración de otras vías debe ser una obligación de ciudadanía responsable destinada a prevenir el abuso en el recurso a los tribunales y fundada en la necesidad de tener un conocimiento informado de las alternativas existentes. Y se propugna cada vez con más intensidad la necesidad de recibir información sobre la alternativa de la mediación por parte de un mediador profesional antes de plantear la demanda en determinadas materias. Desde luego que ello sería un avance. Pero, como ha demostrado la experiencia del Reino Unido en materia de familia, sería una medida insuficientemente eficaz, pues la mayor parte de las veces la otra parte, por desconocimiento, rechazará ese ofrecimiento.
Un sistema verdaderamente eficaz requiere que esa información sea ofrecida con carácter simultáneo a todas las partes y a sus abogados por un mediador profesional. El cual podrá así aprovechar ese momento para una exploración de las circunstancias del conflicto y asesorar, en vista a ello, sobre las posibilidades de la mediación.
La obligatoriedad por tanto debe afectar a la necesidad de invitar, antes de demandar, a la otra parte para reunirse todos con los letrados en una sesión previa con uno o varios mediadores. Después de ello cada parte sería libre de decidir si comenzar o no la mediación. La experiencia internacional ha demostrado que éste sistema es el verdaderamente fructífero. Sólo así puede extenderse el conocimiento y comprensión de la mediación, y recibir ésta un decisivo impulso. Y contribuir así a superar inercias negativas, a la mejora de nuestra Justicia, y a que los particulares y empresas involucrados en conflictos encuentren, desde su autonomía de la voluntad, mejores soluciones.
Fernando Rodríguez Prieto, Notario, mediador y árbitro, Librepensador y polemista en redes. Patrono de la Fundación Signum.