Marisol Ramoneda participa como ponente el 1º Congreso, “Acompañamiento y gestión de divorcios de alta conflictividad, los derechos de la infancia, la adolescencia y la coordinación de parentalidad” que se desarrolla los días 17,18 y 19 de junio por videoconferencia.
Cuenta con una trayectoria de más de 15 años en el mundo empresarial, dedicándose paralela al ejercicio de la psicoterapia, actividades de asesoramiento, coaching y formación. En 2009, decidió dar un giro a su vida, dedicándose en exclusiva al apoyo psicológico y al desarrollo de las personas. Actualmente trabaja especializada en el ámbito de la psicología derivada de los temas de familia, y de forma específica a las rupturas y divorcios. Tiene una gran experiencia como psicoterapeuta, mediadora familiar y coordinadora de la parentalidad. En el área judicial actúa como psicóloga forense, realiza peritajes en las áreas de familia, laboral y penal desde el ámbito público como privado, además de impartir formación y colaborar con medios (prensa, radio…). Es profesora de la Escuela de Mediación.
Hablamos con ella sobre el papel de estas figuras tan importantes, el futuro de la mediación y la importancia del congreso para todos los profesionales involucrados en las crisis familiares.
¿Qué diferencia básica destaca entre las figuras del Coordinador de Parentalidad y el mediador?
El Coordinador de la Parentalidad (en adelante, CP), es una figura específica que aparece en las crisis familiares de alta conflictividad donde, ya de entrada, es inviable un proceso de mediación, que requiere la voluntariedad de las partes. La mayoría de las veces el conflicto está tan cronificado, es tan persistente y tan fuerte que les lleva a tener aversión entre las dos partes.
El coordinador de la parentalidad es de obligado cumplimiento, tiene mayor autoridad (está investido de una función pública de autoridad, debe jurar el cargo) y tiene potestad para entrevistarse con el entorno de los niños. Además, dispone de un nivel de formación altamente especializado (mediación, derecho, psicología)
En estos momentos, la figura del CP es muy útil, pero hay mucha desconfianza porque no está del todo regulada.
Las posibilidades de éxito de un CP son mayores cuando antes se empiece a trabajar con la familia, ya que la situación estará menos enquistada. El Coordinador de Parentalidadse va a enfrentar a un verdadero reto en los casos en que los hijos son adolescentes, ya que resulta realmente complicado reconducir la situación.
La mediación es una solución alternativa de resolución de conflictos cuando no existe tanta animadversión. Tiene carácter voluntario y es confidencial; no hay informe del proceso; sólo de los acuerdos si se alcanzan. Por la misma característica de confidencialidad, no declara en sede judicial.
¿En relación con el CP, es una figura que se utilice en otros países de manera más recurrente que en España?
Así es,en otros países como EEUU, Australia o Canadá, se implantó hace años. Y nosotros estamos exportando esos modelos, pero adaptándolo a nuestra cultura y modo de trabajar.
¿Cree que la mediación familiar está lo suficientemente implantada en nuestro país?
Sigue siendo un tema bastante desconocido para el público. Por otro lado, desde las administraciones están haciendo esfuerzos por que se introduzca. Incluso a los niños se les forma en los colegios en habilidades de negociación y mediación, por lo que la generación que viene estará más familiarizada con estas figuras.
¿Qué cambios estructurales son necesarios para darle el papel que merece?
Se tendría que clarificar cuales el rol del mediador familiar. Muchas personas en los divorcios entienden que cuando los abogados hablan entre ellos están haciendo mediación y lo confunden con la negociación, y esto debería explicarse mejor. Lo importante es desencallar las emociones, que es lo que bloquea la negociación. Es necesario hacer llegar al público que otros colectivos, además de los abogados, pueden ser grandes mediadores (psicólogos, trabajadores sociales…)
¿Por qué es importante el apoyo psicológico durante el proceso de separación?
Para mi esencial, porque la separación de pareja es un momento de infinitos cambios, que afectan al entorno familiar, personal, y que tiene consecuencias laborales y económica. Es una ruptura, y hay que diseñar un nuevo futuro. Desde mi punto de vista tendría que existir una formación para aprender a separarse de forma correcta y respetuosa.
¿Cree que es imprescindible en el caso de que intervengan menores de edad?
Sin duda, hay que enseñar a los padres a comunicar a los hijos la decisión que han tomado y cómo les va a afectar de forma concreta. Del mismo modo que en el matrimonio eclesiástico tienes ir a un cursillo, debería existir algún tipo de sesión sobre cómo proteger a los más pequeños antes de iniciar el proceso de divorcio.
¿Qué formación complementaria es necesaria para poder abordar esta problemática concreta (en relación a las crisis familiares)?
La problemática se puede abordar en terapia individual, pareja, mediación, sesiones de orientación. Lo idóneo es contar con formación complementaria a la psicología, como sería la legal y técnicas de mediación. Y por supuesto, la experiencia es fundamental; cuantos más casos hayas tratado, más conocimiento de la problemática concreta se tiene.
¿Cómo se desarrolla el trabajo conjunto entre abogados y psicólogos cuando el conflicto se encuentra judicializado?
Cuando el conflicto se encuentra judicializado se pueden iniciar varias vías: (i) Hacer un prediagnostico visitando a una de las partes y los hijos, para luego asesorar a esa persona o a su abogado, (ii) realizar un informe pericial completo, (iii) iniciar un proceso de mediación, (iv) iniciar un proceso de coordinación de la parentalidad (v) y ofrecer soporte psicológico a un adulto para ayudarlo en esta transición.
¿Cree que la conflictividad intrafamiliar ha aumentado por el confinamiento que hemos vivido?
Así es. En los hogares ha existido muchísimo estrés derivado de tener que estar en un espacio reducido en muchos casos, conviviendo muchas generaciones con distintos intereses. El temor y la incertidumbre ha provocado que aumente el malestar. En mi caso concreto se han incrementado la petición de procesos de mediación entre padres e hijos (incluso mayores de 25 años o más). Uno de los beneficios del confinamiento ha sido que ha permitido un “parón” en las actividades diarias, y ha permitido que reflexionásemos sobre nuestra vida y nuestras relaciones.
¿Por qué considera que este tipo de actividades (en relación con el congreso) son necesarias?
Es importante hacer visible la problemática derivada de los divorcios y rupturas que afecta a numerosas familias. Como decíamos antes, no solamente afecta al núcleo familiar, sino de forma extensa; tíos, padres, nuevas parejas… y conlleva repercusiones en diversos ámbitos (familiar, laboral…).
Los congresos son una buena oportunidad para conectar a los profesionales que estamos inmersos en estos temas, para establecer sinergias y continuar formándonos. Sirven como espacio de diálogo y difusión, con aprendizaje y compromiso y aportación de nuevas ideas.
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