Hoy, la negociación es una cuestión de Estado. Artículo Beatriz R de la Flor

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Doña Beatriz Rodríguez de la Flor de Marcos es Mediadora Civil y Mercantil, Directora Gerente de BDR&Med. Mediadora del Centro de Mediación de la Cámara de Comercio de Madrid. Miembro del CIARB (Chartered Institute of Arbitrators & Mediators) de Londres. Coordinadora de los Servicios intrajudiciales de mediación de los Juzgados de Valdemoro. Miembro del Centro de Mediación Internacional MCM/IMC. y Docente en el curso de Mediación Empresarial del ISDE.


Nuestro país se encuentra en una época sin precedentes, no conseguimos encontrar el punto de equilibrio para la gobernabilidad de España, parece que da lo mismo las veces que votemos los españoles o las veces que los partidos políticos se reúnan para dialogar, la ecuación mágica no sale.

La mayoría de los españoles se preguntan qué puede estar sucediendo, cómo hemos podido llegar a esta situación sin precedentes, qué es lo que falta o lo que sobra. Las respuestas no son fáciles, pues tampoco lo son las preguntas, sobre todo porque estamos todos inmersos en el problema y como decimos los mediadores, hace falta un profesional que le de perspectiva a las partes para que puedan visualizar eso que ellos solos no pueden.
Vamos a intentar tomar perspectiva para visualizar el contexto que nos rodea, estamos en una democracia relativamente joven, en los que en su mayoría ha sido gobernada alternativamente un par de partidos principales, estos dos partidos surgieron de ideas muy contrapuestas que se forjaron en el calor de una batalla dentro de un mismo país.

Esta podría ser la forma más resumida y simple con la que podríamos ver a vista de pájaro cual es el origen más inmediato de la situación política española, y con ello, ¿qué nos encontramos? Nos encontramos con dos fuerzas opuestas, que llevan siendo opuestas mucho tiempo y que se encuentran con una población dañada por la crisis, pero sin grandes diferencias ideológicas que nos separen del vecino. Con el vecino nos une tener o no tener trabajo, haber sufrido un ERE, dos o tres, tener niños en edad escolar, tener una hipoteca, y la depresión postvacacional. Este es el panorama que une a los españoles, preocupaciones reales, no batallas pasadas, y con este panorama, a los españoles simplemente les preocupa que se hace con sus impuestos, en que se gastan el dinero que les quitan de la nomina o que hacen con el IVA que pagamos en los productos y servicios que compramos. En resumen, podríamos decir que tenemos dos partidos principales históricamente enfrentados que parece que no están demasiado cercanos a la realidad y unos ciudadanos que sufren la realidad del día a día.

En este punto hemos revisado lo que los mediadores denominamos en contexto de la situación, sin el cual el problema no toma perspectiva y las partes que son los sufridores directos, no pueden tomarla pues están inmersos en él.

El siguiente paso para resolver un problema de forma mediada es conseguir que las partes empezaran a tomar consciencia y empatizar con la otra parte, pues es imposible llegar a acuerdos si no entiendes (o no quieres entender) al que tienes enfrente.

Creo que una de las claves principales y de gran importancia, la cual recalco constantemente en mis clases de mediación, es la de buscar cuales son todas las partes implicadas en el conflicto. Corremos el riesgo de que si olvidamos una parte, el problema es indisoluble o simplemente parcialmente resoluble, por ello hay que hacer siempre esta reflexión: ¿Quiénes son los implicados en el problema? ¿Nos olvidamos de alguien? En este caso, si observamos someramente, podríamos decir que el problema gira entre las fuerzas políticas mencionadas, porque es a lo que estamos acostumbrados desde hace ya muchos años, pero si miramos con detalle, nos encontramos muchos matices que nos muestran que las cuestiones no son blancas ni negras, sino que hay una gran variedad de grises que nadie sabe dónde encajar.

Esta es una de las principales claves para resolver problemas, las novedades nos paralizan, no sabemos por donde cogerlas y si las ignoramos nos golpean fuerte. El juego ya no está dividido entre dos contrincantes, ahora han salido más jugadores a la pista y las normas del juego parece que no se han adaptado a la nueva participación, el juego flojea y los participantes y espectadores están desconcertados, pues hay que seguir jugando, no se puede dejar sin gobernar un país.

Este es otro ámbito que hay que saber gestionar, “la gestión del cambio” es primordial para resolver un problema, pues en la mayoría de los casos es el origen del mismo, por lo que inevitablemente tenemos que pensar en cambiar las reglas del juego.

Ahora es importante tener en cuenta que la resolución del problema no está en manos solo de lo que hagan los partidos políticos, sino que hay otra parte que se nos olvida considerar y es la formada por todos los espectadores del juego que solo interactúan una vez cada cuatro años con sus votos y que somos todos los españoles. Esta parte parece que está olvidada, que todo está en manos del gobernante o de la clase política, y ello es debido a que si volvemos un momento a tomar perspectiva, la clase gobernante no lleva tanto tiempo preguntando la opinión del pueblo, por ello todavía tenemos muchos engranajes oxidados que olvidan que hoy en día el pueblo ha tomado fuerza y emite su voto pidiendo gobernantes que sepan negociar y ahora es cuando el engranaje chirría con mas fuerza, por eso la palabra del ciudadano se impone mas fuerte en el debate, y por eso participa como nunca antes, pues cuatro años era mucho plazo para poder “hablar” cuando las cosas no van como deberían.

Concluyendo

Debemos considerar que las partes involucradas en la resolución del problema de gobernabilidad han pasado de ser dos en oposición a ser mas de dos, que la tercera parte involucrada que es el votante, el cual solo podía manifestar su opinión una vez cada cuatro años, ha tenido que intervenir de forma reiterada pues a los partidos a los que presta su voz no son capaces de gestionarla adecuadamente, y que lamentablemente si seguimos sin ver el contexto que nos rodea, no llegaremos a ninguna solución consensuada que provea de un gobierno de estabilidad para España.

Por ello ahora mismo es el momento decisivo para poner en práctica el arte de la negociación, pues todos sabemos que en la cuna de las grandes civilizaciones existían grandes negociadores de estado, los cuales podían visualizar a vista de pájaro cual era el contexto real del problema que debían resolver, quienes eran las partes que componían el conflicto, y cuáles eran las nuevas reglas del juego para incorporar los cambios presentes. Sin grandes negociadores no podemos encontrar solución a ningún problema de estado, por ello ahora más que nunca, se debe aplaudir y pedir a los partidos políticos cualquier signo de acercamiento a través de la negociación.

Beatriz Rodríguez de la Flor de Marcos

 
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