Rebeca Hernández, representante de la Asociación Provienda, considera como “un reto” el trabajo que están realizando en la mediación vecinal. El objetivo es que “los vecinos vuelvan a hacer de nuevo comunidad”
La Asociación Provivienda, que ganó el premio AMMI 2019 a la Labor Institucional en Mediación en la Comunidad de Madrid, y que trabaja de manera conjunta con la Empresa Municipal de la Vivienda y Suelo del Ayuntamiento de Madrid (EMVS), se encarga de la resolución de conflictos entre vecinos a través de la mediación.
Rebeca Hernández divide los tipos de disputas en dos, por un lado, están los conflictos “con partes identificadas” y por otro “las quejas de carácter general”. La forma de actuar es distinta en ambas cuestiones. En la primera “se usa una mediación más al uso”, mientras que en la segunda “se usan técnicas de prevención, intervención social y buzoneo con notas informativas”.
La relación con los vecinos es “estrecha”, dice Hernández, aunque es más cercana con “los vecinos que conviven en un edificio donde se mezclan propietarios e inquilinos”. En esos edificios, la relación se sustenta con “los administradores de fincas y las personas que representan la junta de vecinos”.
“Pueden surgir roces entre vecinos”, asegura Rebeca Hernández. Aunque esos roces se suelen dar más en edificios donde “primero llegaron los propietarios y ahora han ido llegando inquilinos”, porque las diferencias que ven entre ellos son más latentes. En las promociones antiguas donde todos los vecinos accedieron como inquilinos y a lo largo del tiempo han ido adquiriendo las casas en propiedad, hay más igualdad.
Para conseguir el objetivo de “hacer de nuevo comunidad”, Rebeca Hernández considera que “hay que meter en la cabeza a los vecinos conceptos como la empatía, respeto, diálogo o implicación”. Y es que, “si algo no funciona y se deja como está, va a funcionar cada vez peor”, sentencia. Gracias a esta mediación vecinal, “se han suavizado algunos conflictos enquistados en el tiempo”.